En toda relación social, laboral o familiar, mantenga sus tres personajes activos dispuestos a responder a los estímulos de los personajes de los demás. Con el mayor tiene que ser firme, justo, correcto, pues da reconocimientos y puntos de vista. Diga de forma adecuada si las cosas están mal. Este personaje es el que debe dar permiso, querer, alimentar y consolar. Deje, pues, que se manifieste.
En ningún caso su mayor ha de ridiculizar a los demás, burlarse de ellos ni menospreciarlos. No tiene que ser agresivo ni sermonear constantemente. Tampoco debe desvalorizar, juzgar ni criticar. No proteja exageradamente ni, aún menos, hostigue. Su adulto será el personaje que procesará la realidad a través del pensamiento racional y lógico. Sea objetivo.
Su pequeño debe ser disciplinado y responsable, debe respetar las normas y desarrollar hábitos de conducta. Rebélese sólo ante las imposiciones injustas y los atropellos. También tiene que saber manifestar sentimientos y emociones, por eso le recomendamos que demuestre con espontaneidad lo que sienta.
No debe obedecer sin analizar, ni tampoco dejarse pisar ni auto- desvalorizarse ni actuar de forma autómata o con miedo; tampoco ser destructivo ni vengativo. No se sienta superior a los demás ni actúe con agresividad o rencor.
En todas las comunicaciones conflictivas le recomendamos responder con un personaje adulto. Utilice las preguntas, escuche con atención, analice y compruebe los hechos. Por último, admita sus errores si los ha cometido.
domingo, 24 de junio de 2007
Capítulo: Responda con el personaje adecuado
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