Las personas asertivas se sienten bien consigo mismas y sienten que los demás están bien. Las personas no asertivas actúan frente a los demás de forma sumisa o agresiva, es decir, no se sienten bien ni consigo mismas ni ante los demás.
Las personas sumisas.- No expresan sus emociones auténticas sino que se inclinan ante los deseos de los demás y reprimen los propios, es decir, viven la vida según las normas de los demás, e incluso, parece que hayan nacido para servir.
Las personas agresivas. - Avasallan a su alrededor y oprimen al débil imponiendo sus deseos y opiniones. No respetan la dignidad de los demás y humillan a quien sea necesario. Su agresividad es la coraza tras la que esconden una personalidad débil.
Ambos tipos de personas tienen la autoestima baja y encorsetada, no tienen en consideración su propia fuerza de equilibrio personal y sienten en su interior que son inferiores a los demás. Desde su inseguridad actúan o bien inclinándose humildemente ante los demás. Todos ellos tienen un denominador común: la inseguridad personal.
Hay dos razones fundamentales por las que hemos de ser asertivos: la primera, porque actuando así nos sentimos satisfechos con nosotros mismos; la segunda, porque tendremos muchas más posibilidades de conseguir lo que pretendemos.
En infinidad de situaciones complicadas o difíciles, la gente reacciona de forma agresiva, gritando; en cambio, otros se quedan callados y su reacción más tarde es preguntarse qué otra cosa mejor podrían haber hecho.
En la siguiente unidad didáctica veremos un ejemplo que ilustra esto.
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