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En su libro El Coeficiente de la Adversidad, (Adversity Quotient) el doctor Paul Stoltz dice que hay tres coeficientes de medida estandarizados, que tienen impactos en nuestro éxito: Son el IQ (Intelligence Quotient), Coeficiente Intelectual, el EQ (Emotional Quotient), Coeficiente Emocional, y el AQ (Adversity Quotient), Coeficiente de la Adversidad.
Durante muchos años, la mayoría de científicos y educadores creyeron que el IQ era el principal factor de éxito. Afirmaban que si usted tenía un IQ alto, automáticamente estaba destinado al éxito. A mediados de los años 90 cuando finalmente Ted Kaczynski, el famoso criminal que se caracterizaba por enviar “cartas-bomba” a sus víctimas, fue capturado por el FBI, se descubrió que era un genio, pero no tenía destrezas sociales y no podía manejar las presiones de la vida. Una vez más quedaba demostrado que el Coeficiente Intelectual no es un buen indicador del éxito.
Daniel Goleman escribió en su libro, Inteligencia Emocional, que la inteligencia no es suficiente para garantizar el éxito; usted también debe tener un alto EQ. Goleman define el EQ como esa medida hipotética que refleja la habilidad de una persona para trabajar y simpatizar con otros, controlar los impulsos, tomar buenas decisiones y tener una alta autoestima. Afirma que uno puede ser inteligente de más de una manera. La gente con alto EQ tiende a destacarse en la vida real en las relaciones, en el desempeño laboral, en los ascensos y en las actividades comunitarias. Goleman demuestra que muchas personas con IQ alto, fallan, mientras que otros con IQ moderados, son exitosos. En otras palabras, el IQ puede ayudarle a conseguir trabajo, pero el EQ lo ayudará a permanecer y destacarse en éste.
Actualmente, el Cociente de la Adversidad es el factor más discutido para alcanzar el éxito y es un concepto que afirma que el IQ es genial, y que el EQ es maravilloso, pero que la determinación real del éxito la da el AQ, que determina cómo maneja usted la adversidad. Stoltz dice que todos nacemos con un empuje humano básico de crecer y ascender, como subir una montaña. A medida que ascendemos, notamos que los logros no son uniformes; habrá menos personas (y compañías) arriba que abajo. Él explica que esto lo determina el AQ.
El AQ es el nivel de adversidad que uno está condicionado a soportar para ascender la montaña y conseguir sus metas. Él dice que hay tres grupos y tres niveles de AQ. Primero están “los desertores”, que son las personas que abandonan el ascenso cuando los tiempos se hacen difíciles y simplemente se rinden.
El segundo grupo son “los conformistas´. Estas son las personas que empiezan a subir la montaña, encuentran un lugar adecuado, acampan allí y terminan quedándose. Los conformistas tienden a ver el cambio como un problema, más que como una oportunidad.
El grupo final lo conforman ´Los escaladores´. Ellos son personas comprometidas con alcanzar sus metas, vivir sus sueños y ser todo lo que puedan ser. Entienden que el éxito no es un punto en la distancia, sino una travesía, un proceso. Pueden caerse a medida que van por su camino, pero continúan parándose y caminando, escalando más y más alto.
Los escaladores son personas que piensan positivamente y que actúan de la misma manera. Continúan su camino a pesar de los obstáculos. Los escaladores ven los obstáculos y los contratiempos como una molestia, pero como una parte natural del proceso. Están dispuestos a enfrentar los problemas para poder llegar a su meta. Los conformistas y los escaladores se deben encontrar en el mismo lugar durante los tiempos de reto. Los primeros ven el campamento como su hogar, mientras que los segundos lo ven como el campamento base, un sitio temporal desde el cual pueden continuar su ascenso.
Fuente: El Reto. Toda caída nos prepara para una victoria aún mayor. Billie Jolley
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