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Las semanas que siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta. Con el tiempo, descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta.
Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada vez que pudiera controlar su carácter.
Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no
quedaban más clavos por retirar de la puerta.
El padre, le dijo:
- “Has trabajado muy duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos detrás de la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que ves aquí.”
- “Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero el modo como lo digas lo devastará y la cicatriz perdurará para siempre. Una ofensa verbal es tan dañinacomo una ofensa física. Los amigos son joyas preciosas. Nos hacen reír y nos animan a seguir adelante. Nos escuchan con atención y siempre están presentes para abrirnos su corazón. Cuídate de no dañar a tus seres queridos.”
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